hora boliviana
sinopsis
Se han reunido en este libro algunas crónicas, reportajes o relatos sobre los hechos (el apelativo queda a gusto del lector) que traten temas bolivianos de actualidad. Es decir, textos que ya sea abordando la coyuntura, siguiendo constantes históricas o deteniéndose en lo mínimo, le tomaran el pulso al país presente. En estas 14 historias –que comparten la voluntad de despojarse del pudor de hablar en primera persona– aparecerán solo algunas variaciones de las innumerables formas en las que se manifiesta hoy lo boliviano. Un muestrario de aquello que vemos por primera vez con estos ojos, pero también el fruto de ese pragmatismo caótico que define parte de nuestro carácter. Además de otros embrollos bien bolivianos.
índice
Prólogo: Mentar la patria
La Arquitectura Esquizofrénica
Chipaya, el refugio de los primeros hombres
Cazafantasmas bolivianos. Guías hacia el más allá
Amarrados
La soledad de los padres de Brayan
Constelación Sacaba
¿Qué harían los pájaros en circunstancias similares?
Tu pirata no soy yo. Réquiem en primera persona para una casera de películas
Cholitas Marinas
Afilando los cuchillos del carnicero de Lyon
Última vez que hablas de Viloco
Barro seco en los zapatos de jueves y domingo
Felix y Pamela
San Jailón. ¿A quién rezan los narcos bolivianos?
Sobre los autores
LA ARQUITECTURA ESQUIZOFRÉNICA
Álex Ayala Ugarte
Lo primero que le llama la atención a uno cuando sobrevuela la población boliviana de El Alto antes de aterrizar en su aeropuerto internacional son los más de 60 campanarios que hizo levantar el sacerdote alemán Sebastián Obermaier en los últimos 30 años. Se trata de construcciones un tanto extrañas que le han valido a Obermaier el apelativo de “Sebastián Torres”, de una interpretación arbitraria de los estilos germánico y bizantino con remedos del barroco mestizo y algunos aderezos propios de la cosmogonía andina. Para los alteños su funcionalidad es clara: son lo más parecido a un rascacielos en una urbe llena de viviendas bajitas y sirven para orientarse. Muchos tienen la pinta de un minarete antiguo y se han transformado en poco tiempo en un elemento más del paisaje.
Cuando la aproximación es mayor, uno tropieza con un paraje frío, arisco y polvoriento. Con calles mal adoquinadas donde afloran los toldos azules, el comercio informal, los talleres mecánicos y los restaurantes improvisados. Con largas avenidas que se pierden en el infinito. Con enjambres de personas que miran al piso y se protegen –a más de 4.000 metros de altura– de un sol implacable, que no calienta pero quema, con la ayuda de portadocumentos
15 y de libros. Y con decenas de minivans que hacen las veces de vehículos para transporte público y acarrean pasajeros como si fueran ganado.
Algunos llaman a El Alto la no ciudad porque no atiza desde el primer golpe de vista. Porque no está edulcorada por cientos de letreros luminosos, vitrinas tipo Quinta Avenida de Nueva York y grandes supermercados. Porque está invadida por vendedores ambulantes y perros que buscan entre la basura unos pocos huesos con los que engañar al hambre. Y porque su crecimiento es esencialmente horizontal: a lo largo y a lo ancho.
partes
páginas
ISBN:978-99974-384-1-6
fernando barrientos

(Tarija, 1977)
Ha seleccionado y prologado las antologías Bolivia a toda costa: crónicas de un país de ficción (2011) y Hastá acá llegamos: Cuentos sobre el fin del mundo (2012). Desde 2008 dirige la editorial El Cuervo.
CATÁLOGO
COLECCIÓN ENSAYO
NOvedad
TRES CITAS IMPUNTUALES: TIEMPO, POESÍA Y FALTA