Libro
EL AMOR CRUEL
Autor
JUAN TERRANOVA
Sinopsis
Estamos muy acostumbrados a la crueldad del sexo, a esa falta, a esa dureza, y miramos o imaginamos el amor como una irrevocable situación de salvación y comodidad. Esa es una trama que nunca vamos a dejar de tejer. El amor nos salva. Pero quizás el amor no sea, después de todo, algo tan doméstico, tan estable, tan inocuo. Más bien pienso que se presenta, demasiadas veces, como lo contrario. Amar nos desestabiliza, nos hace vulnerables y nos compunge, más allá de si somos correspondidos o no. Lejos del oxímoron, El amor cruel es una serie de historias donde el amor puede ser de muchas formas pero nunca nos deja indiferentes, parados frente a la existencia. También son escenas, escenarios y escenografías de mi vida. Me gustaría que este libro sea percibido como esos carteles que, en la ruta, dicen “Cuidado. Camino peligroso” y frente a los cuales uno no puede más que acelerar.

Autor
Federico Falco
Edición
Primera
ISBN
978-99954-864-5-7
Publicación
© Editorial El Cuervo, 2013
Índice
Comienza a leer
El proyeccionista
El sábado al mediodía me llamó Vicky y me pidió que la acompañara al cine. No a ver una película sino a visitar a un proyeccionista que había conocido en un rodaje. Le dije que sí, que no tenía planes. Y era verdad. Así que a las diez de la noche la pasé a buscar y tomamos un colectivo que nos dejó en Corrientes y Libertad. De ahí caminamos. Vicky había dicho que era lo mejor. Caminar desde ahí hasta el cine. Caminar por Corrientes. Ella habla mucho. Todo el tiempo. Durante el viaje habló de series de televisión, y de películas que se habían estrenado en la década del sesenta y de algunas incluso más viejas. Después pasó a contarme que en su casa ya no se podía usar el microondas porque uno de sus hermanos, el más chico, había metido un hámster vivo y lo había encendido, al microondas, para ver qué pasaba. Yo decía que sí, que había visto esa película, y que no, que no había visto esa serie. Y cada tanto citaba a Baudelaire o a Brecht, algo así. Cuando llegamos al obelisco le pregunté si sabía que el obelisco estaba en el lugar en el que se había izado por primera vez la bandera argentina y ella me respondió “obvio”. Enseguida llegamos a Lavalle. Había mucha gente yendo de acá para allá. Lavalle me gusta. Me hace acordar a mi adolescencia. Lavalle y Pellegrini, por ejemplo, me emociona. Me da la sensación de estar en un estuario, o en la entrada de un delta. Como si fuera la desembocadura del Río de la Plata. El agua trayendo la humedad y su sabiduría mundana, como si todo se estuviera pudriendo con mil camalotes flotando en la corriente de barro. Ese ambiente entre criminal y suicida de las luces de neón, ese microcentro bursátil, el corazón fértil de la ciudad, con su arquitectura atrofiada y sensual. Y como estábamos en otoño, casi por llegar al invierno, la gente iba abrigada abajo de las marquesinas y se movía como la masa proletaria de una república soviética un fin de semana. Se la podía ver cenando en los restaurantes o tomando algo en los bares y cafés. Algunos negocios, los que vendían remeras de fútbol y los antros de video juegos, seguían abiertos, pero también había persianas cerradas y pintadas con aerosol. Caminamos una cuadra y le señalé a Vicky la basura en las esquinas. Le dije que el microcentro era eso, un cartón de leche en la vereda, cáscaras de naranja, papel de oficina, cajas de cartón, esa forma imposible, siempre diferente de la basura. Como respuesta, Vicky señaló un cine, y después otro. Y al final entramos en uno de esos cines enormes que todavía quedan en Lavalle. Afuera había dos o tres personas y adentro no había nadie. La función había empezado.
JUAN TERRANOVA

Juan Terranova nació en Buenos Aires a fines de 1975. Es novelista y crítico. El vampiro argentino y La piel, los hermanos soviéticos, Hiroshima, Mi nombre es Rufus, son algunas de sus novelas. Los gauchos irónicos y Sexo, nazismo y astrología sus últimos libros de ensayos. Forma parte del consejo editor de RevistaPaco.com