China es un frasco de fetos es un poema de amor desmesurado. Un geómetra enamorado hace cálculos matemáticos para encontrar a su amada que, como él, fue deportada a un pueblo desconocido en un camión jaula. Enfermos del lenguaje recluidos en colonias marginales y periféricas. Una novela que rompe el sentido en cada línea. Un juego extremo con la experimentación narrativa. Con humor y muy buen tacto, el autor crea un universo en demolición.