Falco es, por varios cuerpos, uno de los mejores escritores argentinos de la actualidad. Maximiliano Tomas. Diario Perfil. Federico Falco recorre el borde entre lo que se llama “normalidad” y lo que se define como enajenación. Un problema interesante para la literatura porque lleva a pensar cómo narrar aquello que escapa de la norma sin el rebusque de lo tenebroso; es decir: cómo narrar lo excepcional sin recursos excepcionales. Falco inventa peripecias imaginativas, originales, incluso inverosímiles. Con otra escritura, sus relatos podrían ser incorporados a lo que suele llamar género fantástico. También podría decirse que son “fantásticos”, pero que no están escritos según las reglas de ese género. Entonces, ¿qué son? Relatos en sordina de lo siniestro o lo inesperado, de lo impensable o, por lo menos, de lo infrecuente. Beatriz Sarlo. Diario Perfil. La desolación de algunos de estos cuentos me hace acordar de aquella película extraordinaria de Peter Bogdanovich, “The Last Picture Show”: gente joven muy perdida en un lugar de espacios demasiado abiertos que está lejos de todo, en un país muy grande en el que las cosas y las vidas sólo parecen existir plenamente en la remota capital. El minimalismo de la escritura no es esa disculpa para la frialdad emocional que uno encuentra tantas veces, y que ya cansa. Los golpes de comicidad impasible revelan un fondo de ternura, la compasión hacia vidas atentamente observadas e imaginadas que no son menos dignas de respeto por residir en lo trivial. Antonio Muñoz Molina. A diferencia de lo que se suele decir, los cuentos de Federico Falco no nos colocan frente a una grieta en una supuesta pared de normalidad: nos dejan varados en una isla y rodeados por un barranco hirviente de pequeños monstruos familiares, una especie de museo teratológico en el que se agitan alternadamente la ternura y la rabia. Flavio Lo Presti. Revista Ñ.
Autor | Federico Falco |
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Edición | Primera |
ISBN | 978-99954-864-5-7 |
Publicación | © Editorial El Cuervo, 2013 |