“Mientras lee, uno no deja de pensar, aunque por tramos, no continuamente, en Mark Twain. Está la barra de amigos, que se la juega para bajar a La Cloaca. Hay aventura, pero también zambullidas en profundidades: el racismo en Huckleberry Finn, la falta de confianza que corroe toda seguridad a través del carácter escurridizo permanente de los valores.