Supongamos que tenés un hermano que siempre se llevó mal con la mujer, al final se separa y te avisa que se viene a vivir a tu departamento. O que sos dentista, decidís cambiar de vida, variás por completo tus lugares y tu look y te hacés la cabeza con una chica de una peluquería. O que vas como periodista de rock a un evento en Rosario con un rockero español entre limado y chanta. O que en alguno de esos cuentos crece algo debajo de la pileta de la cocina que no se sabe si es humedad transformada o una especie de “alien”. O que te arreglan los ojos (más o menos). O que te matás trabajando en uno de aquellos clubs de video (¿te acordás?) con un cliente que se llama Jonathan y que por supuesto es raro.