Casas habla de sí mismo, no hay casi más que recuerdo, quejas y recriminaciones. Pero el lector no puede parar: pide más y más martirio. GUILLERMO PIRO Cuando era joven descubrí el jazz. Solíamos hablar con un amigo sobre algunos músicos que nos interesaban. El caso de Miles Davis era emblemático porque no era el más virtuoso de los trompetistas, ni el más rápido, pero tenía un sonido único, y eso lo hacia insuperable. Me pasa algo parecido con Fabián Casas. Su escritura puede repetir los mismo temas una y otra vez, pero siempre encuentro una voz, una visión del mundo. Casas es nuestro Miles Davis. Frente a los malabares, al experimentalismo vacuo de buena parte de la literatura latinoamericana contemporánea, la honestidad de Casas conmueva y consuela. Ahí, en esas historias sencillas y despojadas, hay toda una poética de la resistencia. MAXIMILIANO BARRIENTOS
Autor | Fabián Casas |
---|---|
Edición | Primera |
ISBN | 978-99954-821-5-2 |
Publicación | © Editorial El Cuervo, 2011 |