En el comienzo de El nombre del juegoes muerte, cuando arranca el motor del Oldsmobile, se pone en marcha también una historia que nunca se detiene, una carrera criminal despiadada. Roy Martin y el mudo Bunny roban un banco en Phoenix, Arizona. Logran llevarse una fortuna, pero algo no sale como habían planeado y tienen que separarse; malherido, Roy busca urgente un médico, y Bunny parte con el botín a un pueblo lejano de Florida: semanalmente, deberá mandar mil dólares por correo. El dinero llega durante un tiempo; de pronto, junto a un telegrama sospechoso, las remesas se interrumpen. Entonces Roy decide viajar para ver lo que le ha pasado a su compañero. Hay una semejanza brutal entre el estilo del narrador y las acciones que ejecutan los personajes. Las oraciones son cortas, punzantes, no sentenciosas; el lenguaje acierta por su economía y precisión. Nadie atesora un juicio ni una condena sobre la secuencia de desproporciones e impiedades que se precipitan: Marlowe crea un héroe por completo insensible, cruel, amoral, y es muy eficaz en la presentación de un punto de vista bastante fuera de los patrones esperados de la humanidad. El nombre del juego es muerte es absolutamente incomparable